jueves, 23 de junio de 2016

La Caricatura


 CARICATURA

La caricatura es un retrato que exagera y distorsiona los aspectos físicos de una persona con un objetivo humorístico, aunque y en una menor medida, también, el quehacer o actividad que una persona realiza puede ser el objeto de la caricatura. Por ejemplo, si se trata de un deportista, muchos caricaturistas, además de resaltar exageradamente los rasgos físicos de este, suelen agregarle algún elemento o presentarlo en el contexto por el cual se convirtió en un personaje reconocido.

La técnica de la cual se sirve la caricatura será entonces agrandar aquellos rasgos más salientes de una persona (labios, ojos, nariz, patillas, cabello) y exagerarlos al máximo para causar comicidad o la representación de algún defecto moral.


Si bien mencionamos el deporte, el mundo de la política o mejor, más precisamente los integrantes de ese mundo, son los que más caricaturas han recibido a lo largo de la historia del mundo. Las características físicas, decisiones, comportamientos y modales de un político son las que más veces han estado sujetas a la caricatura de los humoristas gráficos, generalmente de los periódicos. Por ejemplo, un caso que sirve para representar esto que les digo es el del ex presidente argentino Fernando De la Rúa, quien por su sabida lentitud y tibieza a la hora de la toma de decisiones, muchas veces, durante su mandato, fue representado por los caricaturistas argentinos extremando los rasgos de su cara y con el cuerpo de una tortuga, en clara alusión y referencia a esa lentitud.

Pero no todo se reduce a personas con importante presencia en la vida política, porque como bien dijimos deportistas y otros aspectos como situaciones, instituciones políticas, sociales y religiosas, grupos y clases sociales han sido carne de caricatura también.

En este último caso que mencionamos en el párrafo anterior y en algunos otros que lo ameritaron, la caricatura, muchas veces, además de su claro fin cómico, estuvo más que nada alentada por este último, por la necesidad de inducir a un cambio social o político, dado que a veces el humor, amparado en ese fin cómico, logra decir muchas más verdades, hasta las más duras incluso, porque tiene las espaldas más anchas que las que puede soportar cualquier columna política o editorial de un diario.